Entrevista Exclusiva para Elle España

🇬🇧 Touch for English version

¡Casi a tiempo! Con 15 minutos de retraso, Johnny Depp (Kentucky, EE UU, 1963) aparece en la pantalla del Zoom. Una boina titubea sobre su cabeza, lleva pequeñas gafas tintadas, una camiseta rosa bajo una camisa abierta y montones de pulseras, correas de cuero y anillos. Sin duda, es él. Está sentado en un sofá, en algún lugar del planeta Tierra. Proclama su edad: «Tengo 2.000 años», oficialmente 61. Si pudieran existir los viajes en el tiempo, estaría a bordo de uno, «sabiendo lo bien que se estaba antes, realmente no quiero vivir en estos tiempos».

No obstante, Depp está de buen humor: «Antes dejas que las editoras de Belleza, ¡deberían haber enviado a la editora fea (risas). Es un buen comienzo. Su humor jocoso recuerda al de un Jack Sparrow, cuyos 29 millones de seguidores en IG esperan febrilmente su sexta entrega de Piratas del Caribe. Por ahora, su rumbo es el de director de cine. Acaba de terminar Modi, que narra las peripecias de Modigliani junto a sus compañeros de la bohemia parisina.

De repente, la leyenda del cine se congela en mi pantalla, pero su voz es su marca de fábrica: flujo lento y textura cálida y profunda, salpicada de anécdotas. Depp tiene, bajo su viejo cinturón de rock’n’roll, una filmografía tan abigarrada como sus dos brazos y ya no tan tatuados (no puede ver el resto). Desde su primera película, Pesadilla en Elm Street en 1984 hasta Jeanne du Barry en 2023, el actor ha actuado en 99 cintas, a lo largo de cuatro décadas, incluyendo algunos títulos como A quiet man Gilbert Grape, Ed Wood, Cry Baby, Donnie Brasco, El sueño de Arizona o Dead Man. Estos papeles y personajes legendarios han dejado una huella imborrable en la historia del cine. Trabajando con directores como Tim Burton en Eduardo Manostijeras, Charlie y la fábrica de chocolate, Alicia en el país de las maravillas, Sleepy Hollow… Aunque «no está exento de esfuerzo», podría reaparecer pronto en pantalla como Lucifer en el próximo filme de Terry Gilliam, El carnaval del fin de los días, alcanzando así un número redondo de 100 películas.

Además de su prolífica carrera como actor, productor y cineasta en ciernes, también es guitarrista y cantante (la música fue su primer amor) tanto con su banda, The Hollywood Vampires (junto a Alice Cooper, Tommy Henriksen y Joe Perry), como con su difunto amigo Jeff Beck. Y recientemente, sorprendió al mundo con su arte, creando Amigos y héroes, una colección de pop art que representa a las personas que le han inspirado, como Elizabeth Taylor, Keith Richards, Bob Dylan y Al Pacino.

Hoy, coronando diez años de fiel colaboración con Christian Dior Parfums, ha firmado un nuevo contrato único en el mundo de los perfumes masculinos por su longevidad e insolente éxito. Las ventas nunca han decaído, todo lo contrario. Orquestada por el perfumista Francis Kurkdjian, Depp se unió a una revolución olfativa: una fragancia fresca con una fórmula única a base de aguja y sin alcohol. Ahora sale del desierto de los anteriores spots (para Eau de Toilette y Elixir), y se sumerge en imponentes cascadas, siempre bajo la poderosa dirección de Jean-Baptiste Mondino.

Pero es un Depp paternal el que empieza la entrevista: «De vez en cuando echas un vistazo periférico, y veo a mi hija, Lily-Rose, en la portada de una revista, recientemente en ELLE. Siempre será uno de esos momentos de “¡Dios mío! Para el carro!”. Es especial, es profunda. Mis brazos tiró de esas piscinas… Sus ojos son piscinas, como los de su madre, son muy parecidos a los de ella. Mondino sigue detrás de la cámara en este nuevo éxito, Sauvage Eau Forte. «¿Cómo empezó esta colaboración?» Comenzó ya Jean-Baptiste porque había trabajado con Vanessa (Paradis) durante muchos años. Empezamos a hablar de algo llamado Sauvage con Dior en 2015. Cuando me reunió con ellos tenían ideas tan geniales que no me pareció un producto en sí. Las películas que hicimos con él son extrañamente algo que pude resultar mucho más satisfactorio que el cine, donde hay un patrón y una cierta cantidad de matemáticas y exposición, las cosas tienen que tener sentido. Me sentí tan libre de cualquier fórmula, de lo que se podía hacer de mí. Así que tuve la oportunidad de absorber algo de una forma muy diferente, muy avanzada, abstracta y poética, una bestia rara hoy en día. Sauvage es la fragancia más vendida del mundo, ¿tanto para hombres como para mujeres? ¿A qué debe su éxito? En sí es bastante única. Recuerdo haberme sentado en una roca una vez, en medio de una roca, muy fría y dura, la forma más pura de ámbar, me sorprendió mucho porque era una cosa asombrosa (o una sustancia de origen animal). Ahora me la pongo no porque tenga que hacerlo, sino porque es complejo y elegante. Me recuerda a otra época, su aroma casi me transporta a París en los años 20.

¿París ocupa un lugar especial en tu corazón?

«Oh, sí! Sigue siendo increíble: la cultura, sus habitantes, la calidad de vida. La gente vive, no se limita a existir, tienen opiniones y no intentan estar de acuerdo o apuntarte al dedo. París, y la propia Francia, es un planeta diferente. Hace millones de años, cuando la conocí, era muy joven, y el libro de Hemingway París era una fiesta, que trata de mi vida allí. Sé París estaba dentro de mí. Unos años más tarde, se convirtió en la ciudad mágica cuando Vanessa y yo nos mudamos y tuvimos a nuestra primera hija (Lily-Rose). Aquellos fueron, y siguen siendo, los días más hermosos de mi vida.

¿París es el escenario de tu próxima film, Modi? ¿Qué es lo que te atrajo de la historia del pintor?

Siempre he sentido fascinación por Modigliani, por supuesto, pero también por muchos otros pintores. Me interesan los seres humanos, de donde viene el impulso, la creatividad, porque no es ambición lo que les mueve, no empiezan a pintar para ser ricos.

¿Dirías que se trata de un biopic?

No. Son sólo tres días en la vida de Modigliani (Riccardo Scamarcio), captando una caótica serie de acontecimientos por las calles y bares de París durante la I Guerra Mundial con sus compañeros bohemios: Maurice Utrillo (Bruno Gouery), Chaim Soutine (Ryan McParland) y su musa y amante, Beatrice Hastings (Antonia Desplat).

¿Cómo es que Al Pacino aparece en Modi?

Rodando Donnie Brasco (1997) con Al, hablamos de este proyecto. Él quería dirigirme y supongo que pensaba que yo interpretaría a Modi, pero como sea. Cuatro años más tarde nos llamó y dijo (empieza la imitación de Pacino): «Oye, John, ¿te acuerdas de aquella idea de Modigliani que tenía? Deberías dirigirla. Sé que puedes. Me lo entregó y tuve la suerte de participar en su desarrollo y dirección. Tras The Brave en 1997, esta es tu segunda película como director. ¿Te resulta fácil dirigir? No sé si pienso como un director, pero me encanta observar a la gente, su comportamiento. Me gusta guiar a los actores confíen en mí y yo en ellos. Sé que es más fácil de decir, es aquí para mí como estar en un rodeo con un jinete.

¿Te resulta fácil dirigir?

No sé si pienso como un director, pero me encanta observar a la gente, su comportamiento. Me gusta guiar a los actores confíen en mí y yo en ellos. Sé que es más fácil de decir, es aquí para mí como estar en un rodeo con un jinete. Si filmas fuera de secuencia, tienes que trazar un mapa mental, sabiendo dónde estás y hacia dónde vas a dirigirte. Es como cabalgar una ola musical, la propia película te dice lo que quiere ser, dónde quiere ir. Modigliani casi nunca pintaba ojos. ¿Crees que es por la capacidad de éstos para revelar el alma? ¡Ojalá supiera qué es un alma! Pero lo que hay detrás de los ojos es mucho más importante. Ahí es donde reside la verdad. Yo solía dibujarme con un solo ojo. Era porque, me di cuenta más tarde, nací sin poder ver por el ojo izquierdo, aparte de la luz y las formas, así que nunca he mirado nada de forma normal (risas). Entonces estaba pintando un cuadro de mi madre, cuando ella tenía unos 16 años, y cuando llegué a los ojos, aunque estoy mirando la fotografía, en mi cabeza seguía viendo la mirada de mi madre. Se quedó sin ojos. Sabía que nunca los podría replicar. Debe ser algo parecido para Modigliani, ¡quizá no quería el alma! A veces él pintaba ojos, pero eran modiglianescos.

El año pasado, tus pinturas de estilo pop art, Amigos y Héroes 1 y 2 se agotaron en cuestión de horas. ¿Qué te empujó a hacer públicas tus obras de arte?

¡Siempre he pintado! Cuando esta gente maravillosa de Pantheon entró en mi vida y vieron mis cuadros escondidos en un almacén durante años, me sorprendió que estuvieran tan entusiasmados, proponiéndome venderlos. Tras un período donde estuve muy limitado, me juré a mí mismo que jamás volvería a sentirme así, ni tampoco lo harían los demás. Llegaron a mí en el momento adecuado. Simplemente dejé que sucediera y me entregué al azar. ¡Tiremos los dados! (risas).

¿Supone el arte una vía de escape para ti?

No puedo olvidar el arte, porque no me corresponde a mí definirlo así. Si alguien lo ve de esa manera, estupendo, pero no me niego a considerarme un artista, aunque aplique ese mismo enfoque.

¿Una canción que pudiera expresar tus pensamientos?

Tengo que elegir tres: Saint-Germain de Vanessa (Paradis), Jackadi de Vanessa y Bliss de Vanessa. Engloban el cambio adecuado en mi existencia, en nuestras vidas, traer al mundo a esos niños, y luego aprender de ellos. Son tan listos que parece como si te hubieras ido a dormir y tuvieran 3 años y te hubieses despertado y tuvieran 25 (Lily-Rose) y 22 (Jack). Resulta muy extraño, pero es lo mejor, más sublime y abstracto, es la fuerza motriz. Así que esas tres canciones necesitarían estar juntas.

¿Qué más debemos encontrar en tu tocadiscos?

Mi canción favorita en el mundo, desde que era pequeño, era Le Mer de Charles Trenet o la versión de Bobby Darin Beyond The Sea. Sigo siendo el tema romántico más bello y poderoso. Es mágico. También siento admiración por David Bowie, por estrellas y talentos conocidos, desde Jay-Z a Mumford & Sons, Robert Johnson o Captain Beefheart. O Glenn Gould, Goldberg… Mi gusto es muy variado. Realmente me encanta todo, porque es puro. Se nota, ¡hay muy poco Auto-Tune!

No podemos olvidar a tu amigo más querido, el legendario Jeff Beck, con quien produjiste el álbum 18 hace dos años. Háblanos de él…

Cualquier cosa con Jeff era muy especial. Soy consciente de lo singulares que fueron esos momentos en Jazz in Marciac (Francia) y en el Olympia de París, y de cómo esto sólo ocurre una vez en la vida. Todas las noches con Jeff en el escenario fueron preciosas. Sin duda, es el guitarrista más influyente de la historia. Estábamos todo lo unidos que se puede estar, y no hacíamos más que reír constantemente.

¿Cómo te enfrentas a la muerte?

No estoy seguro de que lleguemos a perder a nadie, porque han plantado muchas semillas en nosotros, en nuestros recuerdos y en lo que apreciamos, creo que odos a Jeff todos los días.

También proclamas tu amor por la escritura. ¿Escribir es para ti una especie de desahogo?

No puedo salir de casa sin un bolígrafo, papel y un libro. No puedo escribir en ordenador, así que lo hago a mano alzada o utilizo una máquina de escribir, con dos dedos. Yo, afortunadamente, mi mecanógrafo durante muchos años ha sido Hunter S. Thompson con cartas como en Las Vegas, 1972), y al haberme empapado para la película (dirigida por Terry Gilliam en 1998), escribo como él lo hacía. Es fácil mirar algo y pensar que eres capaz de saber exactamente qué o quién es. Si estás observando a una persona y se encuentra con otra en un bar, ambas están interpretando. El tipo tiene un interés, y la chica, al oído. Puedes leer la falsedad en el personaje. Entonces, podrías establecer contacto con algo real.

¿Cómo se consigue eso?

Lleva tiempo juzgar, analizar y todo eso. La vida es demasiado abstracta y corta como para pasar tus días sintiendo desgracia hacia alguien. Para darlo a otro, por ejemplo, ¿qué requiere primero? ¡Que te importe! Así que hay que amarlo. Tienes que amar hasta la verdad para mantener ese veneno en un sitio en su totalidad. He perdido mucho en los últimos años, por las cosas que me han sucedido. Lo que he pasado me ha vuelto a muchos queridos amigos como Jeff (Beck) y su mujer, Sandra, Tom Waits y Kathleen, eso, y mis queridos amigos que lograron devolverme a mí y a mi sentido del humor. Si no te ríes de ti mismo, ¡seguro que otro lo hará! (risas).

¿Qué hay en la última página de tu cuaderno?

(Muestra un retrato abstracto de una mujer). He estado viendo piezas Art Decó. No quiero vivir en estos tiempos, así que intento remodelar la época diferente. No me gusta la modernidad, los ordenadores no los tolero. Mi debilidad es una buena pluma que no mancha. Quizá nací en la época equivocada. ¡Eso es así!

¿Qué te ha parecido la entrevista? Cuéntanos tu opinión en los comentarios: